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Magia: Forma arcaica de explicar nuestros misterios (página 2)




Enviado por Felix Larocca



Partes: 1, 2

Manos y cerebro

La pareja del poder sobre el
medio
ambiente; millones de años para comprender su
relación mutua.

Las percepciones, la observación y la manipulación de
objetos incentivaron al hombre
primitivo a actuar cada vez con mayor precisión. La
primera piedra arrojada probablemente no hubiese dado en el
blanco pero con la práctica afinó su
puntería. Algunos dirán que esto es un supuesto
elemental pero es necesario recalcar que el aprendizaje
fue extremadamente lento. La comprensión del hombre
primitivo no puede compararse con la actual. Me estoy refiriendo
ya al homo sapiens primitivo (ni que decir de los
ancestros: australopitecos, homo erectus, homo
habilis
, y demás). La información almacenada en su cerebro se
debía fundamentalmente a sus propias percepciones. La
cultura era
elemental y la transmisión de datos se
hacía oralmente de padres a hijos. Antes del invento de la
escritura
el universo de
conocimientos tenía una base estrictamente funcional y
aplicada a lo inmediato: sobrevivir.

Adviértase una gran paradoja:
en el mundo actual todavía hay seres humanos en las mismas
condiciones…

Cuando lo prioritario es sobrevivir, no queda espacio
para pensamientos más desarrollados.

Destaco esto sobremanera. El auge actual del pensamiento
mágico es la evidencia de una gran parálisis de
nuestra cultura. No hay un correlato entre el avance
científico-tecnológico y el pensamiento de la
mayoría de la población humana. Alguien podría
argüir que también en medios
sociales que superaron la etapa de la supervivencia y gozan de
abundancia de bienes,
todavía participan en gran escala del
referido pensamiento mágico. Lo cual significaría
que la forma de pensar mágica y primitiva tiene adeptos en
todos los niveles por otras causas además de la pobreza. Las
necesidades materiales
enrarecen la percepción
del mundo que nos rodea pero el lujo también obnubila pues
conduce, en la mayoría de los casos, al aburrimiento. El
tedio es la
principal causa de conductas dañinas (para otros y para
sí mismos) — lo podemos observar actualmente en los
jóvenes.

 

La
pseudo-explicación mágica

 Los seres humanos actuamos primordialmente por la
actividad de la corteza cerebral, sin embargo el resto de la
estructura
cerebral, lo que hoy llamaríamos el sistema
límbico y el complejo reptiliano, se interrelacionan con
la corteza o neocórtex y sus dos hemisferios, produciendo
neurotransmisores entre otras funciones. En el
hemisferio derecho estarían radicadas las emociones junto
con el sistema límbico subcortical donde en las
glándulas pituitarias, amígdala, tálamo,
hipotálamo y el hipocampo estarían las más
intensamente vívidas. La amígdala, que tiene forma
de almendra, opera en la génesis de los impulsos agresivos
y también en los sentimientos de temor. Los procesos
racionales son muy complejos, interviniendo principalmente los
dos hemisferios de la corteza cerebral. Por su parte, en las
emociones, en especial las que son más impresionantes,
desempeñan una importante tarea las regiones del sistema
límbico.

El hombre primitivo actuaba movido en gran parte por
esas vívidas emociones generadas en el sistema
límbico y como antes dijera; los impulsos agresivos
están asociados a los sentimientos de temor. Ante el
miedo, ataca o corre — miedo y agresión van
indisolublemente asociados.

El conocimiento
de cómo funcionan las cosas y cómo es el universo de los
objetos ayuda a superar los miedos tendiendo a disminuir la
agresividad.

El miedo producido ante los fenómenos naturales
fue creando un pensamiento mágico. Una
característica de éste es la inmediatez de la
solución.

El primer intento de explicación de los
fenómenos naturales, que producían miedo, fue de
índole mágica y en donde se confunden sentimientos
de temor, agresión, rapidez en la respuesta, escasa
acción
del hemisferio izquierdo de la corteza y por el contrario activa
participación del hemisferio derecho — en las personas
diestras.

Por ejemplo un eclipse total de sol causaría un
terror inimaginable; lo mismo podría decirse de un gran
cometa que apareciese en las noches estrelladas de los hombres
primitivos. Hoy sabemos que un eclipse es la ocultación
transitoria, por ejemplo del Sol, total o parcial y es debida a
la interposición de la Luna. Para un hombre primitivo
el Sol era
algo incomprensible pues sólo percibía su luz y su calor;
probablemente fue generando un sentimiento de reverencia hasta
culminar en la veneración. Ante su ocultamiento en un
eclipse (observaba un disco negro tapándolo y la falta de
su luz) generaría un sentimiento de desprotección
similar al que siente un niño abandonado. La experiencia
de ver repetir los días y las noches mitiga su angustia
nocturna — sabe que luego aparecerá el Sol — su sol
adorado.

El culto del Sol fue probablemente uno de los primeros
en manifestarse. Sabemos con certeza de los antiguos egipcios que
adoraban a Ra pero mucho antes hay constancias de cultos
solares.

El sentimiento de temor inspira la búsqueda de
protección. El hombre
primitivo buscaba cobijo al abandonarlo el Sol por las noches y
ante el ataque de depredadores. Los animales
más fuertes que él también eran venerados.
Paulatinamente, el ser humano, fue asociando los pensamientos de
temor, abandono, protección y veneración con el
respeto.
Comprender el modo de pensar primitivo es ubicarse en un mundo
más hostil que el actual, al menos en lo que a los
elementos de la naturaleza se
refiere; no obstante si observamos un turbulento huracán
que se desatare sobre una población desprevenida,
quizá veamos un pánico
parecido pero no igual. La gente ya sabe lo qué es un
huracán, cómo se genera y cómo pasa. Luego
de la tormenta (con destrozos incluidos) sobreviene la calma y la
reconstrucción. Para el hombre primitivo cada tormenta era
un final. El terror producido por el desconocimiento es abismal.
Sólo le quedaba el recurso de buscar protección.
Lentamente fue generando un pensamiento mágico de
apoyo…

Los sentimientos y las emociones son una forma elemental
de pensamiento. Generalmente son motivadas por percepciones y
éstas tienen una íntima relación con la
intuición, como hemos vistos en otras ponencias. Solemos
percibir con los sentidos,
estos datos se almacenan en el sistema neuronal y la
intuición constituye la facultad de asociar datos sin una
intervención de la voluntad. Simplemente pensamos algo que
nos vino a la conciencia
repentinamente sin una acción volitiva. Mucha gente las
denomina "presentimientos". Nuestra total integridad como
personas está radicada en el cerebro — con el que
pensamos y actuamos. El producto de la
acción cerebral (el conjunto de los dos hemisferios, del
sistema límbico y del complejo reptiliano) es el
pensamiento con todos sus matices: consciente, inconsciente,
sentimientos, emociones, abstracciones, análisis, comparaciones, explicaciones,
sistemas,
teorías, dogmas, axiomas, y toda
acción mental compleja — en suma todo lo producido por
el ser humano deriva de los pensamientos. De allí la
enorme importancia que tiene comprender cómo se
generan.

Ya mencioné antes que el meollo de toda la
cuestión se halla en la imaginación siendo
ésta, facultad radicada en el hemisferio derecho de la
corteza cerebral. Formamos la imagen de algo en
nuestras neuronas; esta imagen suele sobrevenir en seres donde es
mayor la actividad del hemisferio derecho. Obviamente
también es un pensamiento. Suele estar relacionada con la
intuición y las percepciones. La cantidad de
información que contiene nuestro cerebro ya dije que es
enorme y muchas veces sucede que los datos se cruzan sin una
razón. Simplemente surge una representación de
algo. Imaginamos algo. Esta actividad espontánea tiene una
importancia fundamental que no ha sido suficientemente
destacada.

La mayoría de las personas dicen en su lenguaje
común: "creo que"; son pocos los que manifiestan: "pienso
que", "considero que", "evalúo que".

En la vida cotidiana contemporánea sigue vigente
un mecanismo de actuación propio de los hombres
primitivos. Creer, tener una cosa por cierta, sin evaluar si ello
es correcto genera el artificio de las creencias, es decir el
firme asentimiento y conformidad con algo sin comprobarlo. Se
cree en personas (que sean honestas y capaces por ejemplo); en la
vida política esto se manifiesta de manera
evidente. Con simples datos de percepción, aun marginales
y hasta con imaginación, se cree en la capacidad (no
puesta a prueba) de un candidato. Una simple sonrisa puede
publicitar toda una campaña, y aseguro que esto es un dato
de la realidad, no una fantasía de una imaginación;
basta con ver los retratos de los candidatos en las
campañas electorales de casi todos los países del
planeta. La vida política está plagada de creencias
y de ilusiones.

En otro capítulo analizaré la
íntima relación entre religión y
política; los comportamientos son similares pues
básicamente están asentados en el mecanismo de la
creencia.

Si admitimos que la génesis de la conducta del
hombre primitivo radica en el miedo y como respuesta el aumento
de la agresividad, vemos que entender a los niños
ayudaría a superar este esquema aún vigente. Un
niño se angustia ante la idea del abandono por parte de
los padres; lo asusta la oscuridad; no obtiene las cosas y llora;
su nivel de información es menor que el de un adulto; su
experimentación es escasa y sin embargo los adultos lo
reprenden y hasta le pegan. El cabalista declara: el acto humano
más atroz y malvado es, precisamente, dar golpes a un
niño, violentarlo de cualquier forma. En la sociedad
actual es común el maltrato a los niños; la
violencia
familiar tiene ribetes de enfermedad social. El mago
considera (no cree) que sus causas son la subsistencia de un
pensamiento fantástico que impide el desarrollo de
su antípoda: el pensamiento crítico. Si
los adultos comprendieran a los niños jamás los
maltratarían. Ayudarlos a crecer y a madurar a
través de la
comunicación (gestual, verbal o gráfica). Para
lograr esto es imprescindible el cambio de
pensamiento. Se fomenta el miedo en los niños,
asustándolos en lugar de incentivar su natural curiosidad.
Todos los mitos de
represión usados contra ellos han sido la causal de
enormes desdichas para la humanidad.

Adolfo Hitler, de
niño fue un pequeñito patético y atormentado
— pero un niño infeliz que crecería como monstruo
para resarcir las deudas de su pasado desdichado

En el uso juicioso del
miedo medran la religión y la
política

En el hombre primitivo los peligros incesantes lo
sometían a un estrés
permanente que impedía la rememoración. Se sabe
(por los restos fósiles) que el promedio de vida era
escaso; difícilmente superase los treinta
años.

El homo ya sapiens fue
organizándose en grupos y con
tareas específicas; allí comienza la
estructuración social que fue generando un mejor control sobre las
cosas banales; pero también se inicia la pérdida de
su libertad. Al
delegar en otros se establece de manera consciente la
jerarquía. Antes el predominio se manifestaba en forma
transitoria. Al organizarse en grupos mayores se acuerda y se
acepta de manera más permanente a un jefe de la
horda.

Conviene destacar que el lenguaje
era muy escaso y los gestos abundantes. La comunicación gestual precedió a toda
manifestación oral y subsistió y subsiste de manera
notable. En la vida moderna se suele acompañar con gestos
de las manos un relato y el énfasis con que se expresan
algunos nos retrotrae a ése pasado lejano. Algunos
consideran un resabio primitivo la abundancia en los gestos y lo
asocian con los grandes neuróticos del siglo XX. El uso de
un lenguaje claro, adecuado, conciso, quizá nos ayude a
disminuir el nivel de agresividad. Cuando las palabras no
alcanzan se levantan los puños. Recordamos la gran
gesticulación de Hitler y de otros dictadores. El gesto
amenazante es muy usado por algunas especies de primates. Los
gorilas se golpean el pecho (que les retumba como un tambor) en
señal de autoridad y
exigencia de sumisión. En los grupos de gorilas tanto el
macho dominante como el resto tienen un repertorio importante de
ritos gestuales pero claro…ellos no hablan. El hombre primitivo
también tendría una enorme variedad de gestos y
éstos son un elemento fundamental en el origen de los
ritos.

Miedos, agresividad, deseos, imaginación,
memoria,
gestos, ritos, reglas, autoridad, primitivo, niños,
sociedad enferma en el siglo XXI — precisos conceptos que van
marcando el pensamiento mágico.

Al delegar se pierde libertad pero ¿es
imprescindible delegar? Se admite que al organizarse socialmente
es necesario el predominio de algunos sobre el resto. El
argumento es fijar reglas para la convivencia.
¿Quién las fija? Se dice que esto crea la necesidad
de una autoridad que lo haga. La horda necesitó a un jefe
para establecer las reglas y hacerlas cumplir. Sin embargo el
mago plantea otra hipótesis que explicaría muchos
comportamientos humanos del pasado y de la actualidad.

La importancia de los deseos y de la imaginación
fue señalada varias veces y es aquí donde se
manifiesta en toda su intensidad. Desde los prehomínidos
hasta el homo sapiens primitivo la información que
pululaba por sus incipientes cerebros es altamente probable que
fuera de naturaleza perceptiva y escasamente analítica.
Observaban el medio ambiente y
tratando de sobrevivir actuaban casi por programación genética.
Sus pensamientos eran consecuencia directa de observaciones
inmediatas; muy poco por el recuerdo y las experiencias casi ni
se trasmitían; sólo las vivencias individuales los
movían a actuar. En este contexto la necesidad de obtener
presas para alimentarse (en los homínidos
carnívoros u omnívoros) los obligó a
comunicarse; al principio por gestos y luego desarrollando un
lenguaje. En los herbívoros (comedores de frutas o
raíces) probablemente la necesidad de comunicación
era bastante menor y quizá fueran exterminados por sus
congéneres omnívoros.

Las distintas variedades de australopitecos
comenzarían con el afarensis y el habilis y luego se
abrirían dos ramas: la primera rama con el africanus, el
robustus y el boisei se extinguió hace aproximadamente un
millón de años, mientras que la segunda rama
evolucionó hacia el género
homo. El homo habilis sería el primer homo y
su descendiente lineal es el homo erectus que se
extendió ampliamente encontrándose fósiles
en Europa,
África, China y
Java.
Finalmente el homo sapiens comenzó a emerger del
homo erectus en varias partes del planeta hace unos
trescientos mil años. Durante un lapso de ciento cincuenta
mil años prosperó una variedad denominada hombre de
neandertal que se extinguió según algunos por
competencia con
el sapiens y según otros por debilidades genéticas
o taras. Ya sea los australopitecos o los homos (en éstos
en mayor medida) la percepción del mundo que les rodeaba
era mucho mayor que en el resto de los animales. El ser
bípedos y por ende la liberación de las manos les
facilitó el uso de piedras y ramas o huesos. La
herramienta indica un comienzo de pensamiento asociativo. Los
problemas que
se les presentaban requerían respuestas rápidas y
concretas pero en el uso de las herramientas
se revela un mayor detenimiento: ya piensan, relacionan
cosas.

La respuesta rápida exige imaginación. El
desarrollo de la imaginación fue haciéndose cada
vez mayor y tomó el lugar de la observación.
Observar es examinar con atención; percibir es la simple
captación de los objetos a través de los sentidos;
imaginar es formar la imagen de algo en el cerebro. Una triste
realidad es que los homínidos tendemos a dar respuestas
aun cuando no se tengan los medios de alcanzar las respuestas
correctas. El reemplazo en gran medida de la observación
por la imaginación tuvo la consecuencia de dar ésas
respuestas incorrectas. Si bien la observación del
primitivo es muy rudimentaria, casi una percepción, le
sirvió para comprender la manera de sobrevivir. En cambio
al utilizar la imaginación para explicar las cosas en
rigor sería una pseudo-explicación.

En
resumen

El pensamiento mágico, fue la primera forma de
entendimiento y estudio con que comprendiéramos el ser
humano. Aunque el pensamiento cinético ha reemplazado el
mágico, no lo ha hecho hasta el punto de que nos hayamos
liberado de nuestras inclinaciones a dejar que lo emocional a
veces, nos rija.

Pero, el control de lo mágico, resta en la
semántica y en el poder infinito de las
palabras — por ello es que en el cuento de
hadas de Alicia, se dice con autoridad: "Las palabras significan
lo que yo quiero que signifiquen…"

Por la misma razón, cuando encontramos lo
inexplicable en ciertas personas, creemos que "algún
espíritu" los ha poseído — el espíritu, de
la confusión semántica…

Bibliografía

Suministrada por solicitud.

       

Dr. Félix E. F. Larocca

Partes: 1, 2
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